lunes, 25 de mayo de 2020

Porqué?

Consciencia: la capacidad de la mente de sentir su propio existir

Porqué?
Porqué escribo esto?

En estos últimos días la meditación, la contemplación y la introspección me mostró un par de conexiones anteriormente ocultas que creo que pueden ser fundamentales para el conocimiento de mí mismo, y como son relaciones nuevas y complejas quiero ver si las puedo formalizar. Soy consciente de que la mente analítica y discursiva sigue los lineamientos del conocimiento "internalizado" (por lo menos en el ámbito íntimo, no académico), pero el dejar en claro la lógica de lo que sentimos aquieta los cuestionamientos de las racionalizaciones.

Y porque intentaré dar sentido lógico (además de sentir que es lo adecuado) a algunos criterios generales que me parecen, repito, adecuados.

Siguiendo el rastro de lo experimentado a lo largo de los años:

1. Percibo al cosmos sucediendo en mí, veo que toda percepción es subjetiva.
2. Veo cómo todo termina, y que inevitablemente toda satisfacción desemboca en frustración o vacío o incapacidad o muerte.
3. Estas percepciones resultaron en más angustia, me dieron conocimiento pero no paz.
4. Medito contemplando mis procesos mentales, siguiendo las ideas de insustancialidad e impermanencia del yo.
5. Encuentro procesos, programas mentales, que forman parte del ego y que son fuente de insatisfacción. Siguiendo las enseñanzas (sobre todo del buda) las contemplo y voy descubriendo cómo son y quitándoles fuerza.
6. Esto conduce a conocer el proceso de interpretación de las percepciones y la idea de Vipassana.
7. Veo cómo todo lo anterior forma parte del funcionamiento de la mente con el ego como parte destacada. Y veo que la mente se formó durante nuestra vida en las condiciones que nos tocaron vivir y de acuerdo con nuestros condicionamientos evolutivos. Su programación resultó orientada a evitar insatisfacciones y mantener satisfacciones sin mayores cuestionamientos... Nunca he supervisado la programación de estas reacciones, y al no ser consciente de ellas manejan mi vida provocando todo tipo de penurias y coartando mi libertad de decisión. Llego a la conclusión de que debo cambiar esto.
8. También veo que atacar las estructuras mentales intentando cambiar su punto de equilibrio (o desequilibrio) es también efímero, ya que no se relacionan entre ellas por la razón ni son estables. Por definición son subjetivas y, como tal, cambiantes. Veo que debo y puedo atacar las bases del sistema: eliminando la idea de permanencia y sustancia real de las percepciones y las estructuras mentales (éstas son conjuntos de reacciones aprendidas) desaparecen también las ideas de sucesión de estados (devenir) y del tiempo. Desde este lugar tiene otro sentido el "aquí y ahora": no necesitas luchar por sustraerte al hechizo de las expectativas.
9. Meditando busco aquietar cuerpo y mente para simplificar lo que contemplo y aclarar mi conciencia. Aquieto el cuerpo, luego pensamientos, luego el proceso de percepción (sensación, conciencia, interpretación), luego intento dejar atrás la conciencia... se me aparece la voluntad como último elemento, utilizando la conciencia, la mente y el cuerpo como herramientas. Creo conocer mi cuerpo en la medida necesaria para estar en armonía con él, pero no sucede así con mi mente, y la conciencia aún ni comienzo a explorarla. Y en la exploración de mi mente encuentro un elemento que es el que quiero desarrollar: el papel de la satisfacción y del dolor en la construcción de las estructuras mentales.

Sé que el camino para la disolución de los condicionamientos mentales no pasa por la explicación académica de mi mente sino por la contemplación, pero creo que si mi mente racional queda tranquila contribuirá a la paz necesaria para avanzar.

Voy a desarrollar una perspectiva que nuestra el funcionamiento de mi mente, no es LA visión final de cómo se formó y opera sino una herramienta de análisis.

Creo que comenzamos nuestra vida aprendiendo qué nos satisface a través de descargas de neurotransmisores en nuestro cerebro. Eso va creando sendas neurales, si usamos el lenguaje de los neurólogos, y así vamos dando forma a nuestra mente.

Nuestro cerebro está preparado para buscar y seguir patrones de comportamiento, esto se desarrolló evolutivamente: un patrón de comportamiento que funciona resultó en la satisfacción de una necesidad activando el mecanismo de recompensa y reforzando sendas neurales, reforzando patrones de pensamiento y de comportamiento. Cada vez que se refuerza un patrón en particular, mayor énfasis pondremos en mantenerlo.

Así que luego, cuando vamos desarrollando nuestra identidad, nuestra mente asocia satisfacción y recompensa con el mantenimiento de los patrones de comportamiento y pensamiento establecidos. Un pensamiento surge, estableciendo una futura senda neural, un futuro criterio personal, y nuestra mente intentará mantenerlo porque sabe que cada vez obtendrá una descarga de recompensa.
De la misma forma aparece el deseo: nuestra mente buscará cada vez con mayor intensidad el objetivo que se planteó (placer físico o imaginado, logro académico o hasta espiritual, éxito, tener razón en una discusión) terminando en lo que llamamos obsesión y disparando una defensa desproporcionada ante cualquier obstáculo que ponga en peligro la tan ansiada descarga del mecanismo de recompensa. Esto aprendí: el deseo no es sentir (por ejemplo) el impulso de comer algo, es ese mecanismo que se desespera ante la posibilidad de no cumplimiento.
Y también aparece el ego, ese conjunto de patrones de comportamiento que buscan mantener intacta la forma de la mente. Como la forma de la mente son los patrones de comportamiento, y la formación de éstos se hizo por un camino de recompensas, aparecen naturalmente patrones que buscan mantenerlos y que forman el ego. En analogía con los deseos, cualquier intento de cambiar la forma de la mente disparará una u otra reacción.

Ejemplo: Tomo el último trozo aunque no alcance para otra persona. Yo lo hice (establecí un futuro patrón de comportamiento) así que debo mantenerlo (reforzarlo). Si me contradicen (perdería la recompensa) discuto a muerte (promesa de recompensa)racionalizando y poniendo excusas (evito el rechazo de mi comportamiento)

Esto creo que aplica a toda la mente

Aunque también hay otras perspectivas (como la de la psicología) me parece que si bien la multitud de elementos que impulsan una acción o pensamiento pueden tener orígenes muy enrevesados, intentar basar nuestra vida en base a un equilibrio logrado es una ilusión, ese equilibrio varía todo el tiempo y si no controlamos nuestra mente estamos expuestos a perderlo.
Por eso prefiero encarar la disolución de los mecanismos que generan esos impulsos y obtener la libertad de poder decidir sin que una racionalización nuble mi criterio.

Es fácil decir, en el ejemplo que dí, que si uno está seguro de lo que hace, es honesto e intenta llevar una vida correcta, podrá evitar las trampas del ego... pero ese fue solo un ejemplo, hay casos mucho menos claros: la bronca cuando vemos una persona colarse, o cuando vamos en auto paseando y uno en moto con escape libre nos adelanta a toda velocidad con un estruendo, la frustración de no poder salir, la frustración de un despecho, la angustia por una muerte o un engaño, etc. Todo esto nos provoca algún grado de incomodidad interna, y en consecuencia condicionan nuestras acciones, decisiones y nuestra felicidad.

Creo que terminé... con lo de darle forma. La tarea de disolución de patrones reactivos es mucho más extensa y no pasa por escribir, será fascinante (diría Spock) encontrar las sorpresas que depara.

A mi me sirvió redactarlo, ahora lo publico y espero que a alguien más también le sirva.